lunes, 29 de enero de 2018

Meditaciones cartesianas.- Edmund Husserl (1859-1938)


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Quinta meditación: Descubrimiento de la esfera del ser trascendental como intersubjetividad monadológica
 53.-Las potencialidades de la esfera primordial y su función constitutiva en la apercepción del otro

«Mi cuerpo físico orgánico, en cuanto referido a sí mismo, tiene su modo de darse del aquí central; todo otro cuerpo físico, lo mismo que el cuerpo físico del otro, tiene el modo del allí. En virtud de mis cinestesias, esta orientación del allí puede ser libremente cambiada. Al mismo tiempo, en el cambio de las orientaciones, se constituye en mi esfera primordial la naturaleza espacial única, y precisamente se constituye con una referencia intencional a mi corporalidad orgánica en cuanto ésta funciona perceptivamente. El hecho de que mi cuerpo físico orgánico sea aprehendido y sea aprehensible como cualquier otro cuerpo físico natural que existe y se mueve en el espacio, está manifiestamente ligado a la posibilidad que se enuncia en las palabras: yo puedo cambiar mi posición de tal manera que podría transformar todo allí en un aquí, es decir, que yo podría ocupar corporalmente cualquier lugar espacial, mediante la libre modificación de mis cinestesias, y en particular del andar. Esto implica que yo, percibiendo a partir de allí, vería las mismas cosas, sólo que en los modos de aparición distintos, que pertenecen al "ser yo mismo allí". Es decir, que a toda cosa pertenecen constitutivamente no sólo los sistemas de aparición de mi momentáneo a partir de aquí, sino también sistemas enteramente determinados correspondientes al cambio de posición que me coloca en ese allí. Y así para cada allí.
 Ahora bien, estos nexos o más bien estas correspondencias de la constitución primordial de mi naturaleza, caracterizados, a su vez, como asociativos, ¿no deberían ser esencialmente examinados para contribuir a la aclaración de la efectuación asociativa de la experiencia de lo extraño? Pues yo no apercibo al otro, simplemente, como duplicado de mí mismo, es decir, con mi esfera original o con una igual, ni con los modos espaciales de aparición que me son propios a partir de mi "aquí", sino que, examinando la cuestión más detenidamente, yo lo apercibo con modos espaciales de aparición iguales a los que yo tendría si yo fuera hasta allí y estuviera allí. El otro, además, es apercibido apresentativamente como el yo de un mundo primordial, o sea, como el yo de una mónada en la cual su cuerpo orgánico está originariamente constituido y es experimentado en el modo del aquí absoluto, justamente como el centro funcional de su gobierno. En esta apresentación, por tanto, el cuerpo físico que se presenta en mi esfera monádica, en el modo allí y que es apercibido como cuerpo físico-orgánico extraño, como cuerpo orgánico del alter ego, indica el mismo cuerpo físico en el modo del aquí, en cuanto experimentado por el otro en su esfera monádica. Pero esto indica de una manera concreta, con toda la intencionalidad constitutiva, que ese modo de darse se efectúa en la experiencia del otro.»

 [El extracto pertenece a la edición en español de Editorial Tecnos, en traducción de Mario A. Presas. ISBN: 84-309-1242-8.]
 

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